La central nuclear de Hamaoka dejó de funcionar hoy a petición del Gobierno por el gran riesgo sísmico de la zona en la que se ubica, algo que aumenta los problemas energéticos de Japón ante la llegada del calor estival.
A petición del Gobierno, que intenta evitar un nuevo accidente nuclear como el de Fukushima, la operadora, Chubu Electric, paró hoy el último de los dos reactores que estaban operativos en la planta.
La orden sin precedentes ha puesto fuera de servicio sus tres reactores con una capacidad de generación eléctrica de uno 3,6 millones de kilovatios, el 10 por ciento de la energía que sirve Chubu Electric a la red.
El primer ministro, Naoto Kan, además dijo ayer que los estándares de seguridad de las centrales nucleares de Japón, que obtiene un tercio de su electricidad de este tipo de fuentes, cambiarán en el futuro por el accidente de Fukushima.
A día de hoy, menos del 40 por ciento de los reactores nucleares de que dispone Japón están operativos.
Esto implica menos electricidad para aliviar el intenso calor húmedo que afecta al archipiélago durante la época estival, pese a que las eléctricas planean aumentar su producción con más actividad de sus plantas térmicas.
Por eso el Gobierno pidió esta semana a empresas y hogares que gasten un 15 por ciento menos de electricidad entre julio y septiembre, cuando la media de humedad en Tokio es del 70 por ciento, según datos de la Agencia Meteorológica.
Lo peor es que el suministro para gran parte del país se complicaría más en caso de que otros seis reactores entren en revisión durante el verano, tal como estaba planeado antes del terremoto.
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