La producción industrial subió un 1% el mes pasado, luego de un desplome récord. Las compañías dijeron que planean aumentar adicionalmente la producción entre mayo y junio, llevándola cerca de sus niveles antes del desastre.
El pronóstico optimista llevó a mencionar una posible recuperación "con forma de V" para la tercera mayor economía del mundo, luego de que el desastre llevó a Japón de vuelta a su segunda recesión en tres años y a un tercer bajón en una década.
El índice Nikkei de la bolsa de Tokio subió 2% impulsado por las previsiones, que fueron apoyadas por un sondeo de manufactura que mostró una mejoría en mayo.
El optimismo de los fabricantes, sin embargo, no consiguió impresionar a Moody's, que este martes puso a la deuda soberana de Japón en revisión para una posible baja, citando los enormes costos de lidiar con las consecuencias del sismo y el temor de que la respuesta del gobierno a los desafíos económicos sea insuficiente.
Japón ha sufrido un estancamiento económico en gran parte de las últimas dos décadas y sus repetidos esfuerzos para revivir su economía con gasto de estímulo ha llevado su deuda pública a duplicar el tamaño de su economía de cinco billones de dólares.
Moody's expresó dudas de que la economía pueda crecer con la suficiente rapidez para reducir el déficit fiscal y advirtió que las disputas políticas podrían echar por tierra las reformas impositivas y de seguridad social necesarias para estabilizar las finanzas públicas.
Aunque Tokio no enfrenta el riesgo inmediato de que se disparen los costos de crédito, la acumulación de deuda no puede seguir interminablemente y en algún punto alcanzaría un punto de inflexión donde los mercados comiencen a exigir primas más altas para prestar a Japón.
Dentro de las cuestiones particulares analizadas, se denotan dos posturas que significarían a Japón una cuestión de progreso o de profundizar la crisis. Sin duda alguna, la reactivación del sector industrial permitirá poner en marcha el funcionamiento de un nuevo motor de crecimiento de la economía nipona. Sin embargo, las cargas de los pasivos son bastante elevadas y, si Japón empieza a recuperarse, sus acreedores pondrán su vista en el cobro de sus derechos.
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